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Caffeine Scene

Las Culturas del Té y del Café Alrededor del Mundo

El mundo consume 2,25 mil millones de tazas de café y 8.000 toneladas de té al día – y cada taza es un viaje cultural en sí misma.

Deambule por las céntricas calles de casi cualquier gran ciudad y no irá muy lejos sin toparse con algún lugar en el que tomar un café o un té – o un Frappuccino, un café flat White, un té de burbujas o cualquier otro brebaje producido a partir de las dos bebidas más populares del mundo. El café y el té han formado parte durante siglos de los hábitos diarios del mundo – y nuestra pasión por estas dos bebidas sigue creciendo.

Los verdaderos amantes del café y el té no se limitan a degustarlos, también les rinden tributo: El Great Wall Tea Co. en New Westminster, Columbia Británica, visita obligada por el mosaico de latas de té que decora su pared; la reciente décima temporada de la serie de Netflix Comedians in Cars Getting Coffee con Jerry Seinfeld; las obras del artista de Shanghai Hong Yi creadas a partir de las marcas circulares que dejan las tazas de café; los quioscos que venden las revistas Roast y Caffeine; y el diseñador e ilustrador Chris Santone que dedica un libro entero – Matcha: A Lifestyle Guide – a rendir homenaje al polvo de hojas de té verde finamente molidas que ha hecho que todos los cafés de moda se compren un batidor japonés de bambú.


Revista Caffeine; Matcha: A Lifestyle Guide

Ray Oldenburg, sociólogo urbano estadounidense, denomina a los cafés “el tercer lugar” – no es el hogar, no es el lugar de trabajo sino un espacio social público en el que los clientes habituales pueden relajarse, charlar entre ellos, debatir sobre política y enterarse de las últimas noticias. Así ha sido desde que aparecieron los primeros cafés en Oriente Medio y en Europa hace 500 años, aunque las noticias y conversaciones modernas se prestan más a ser divulgadas gracias a una conexión Wi-Fi. Para algunas personas, los cafés están a punto de convertirse peligrosamente en su primer o segundo lugar. Ver a trabajadores independientes que pasan la mayor parte del día tecleando en sus portátiles como si la mesa del establecimiento fuese su oficina se ha convertido en algo tan habitual, y solo por el precio de una taza, que en 2016 el Café Glass Hour en Brooklyn empezó a ofrecer su café gratis y a cobrar por hora de asiento.


Café Tomaselli en Salzburgo, Austria, frecuentado por Mozart

En América del Norte, la primera oleada del café comenzó a finales de los años 1800, casi 250 años después de que las casas de café empezasen a abrir en las ciudades francesas e italianas, donde la invención de la sociedad del café ya estaba en pleno apogeo. Los cafés europeos siempre han sido centros de intercambio cultural, desde el histórico Café de Flore en París hasta el Café Tomaselli en Salzburgo, Austria, del que Mozart era cliente habitual. Al principio, sin embargo, el café Java era una bebida consumida por cosmopolitas e intelectuales y fue durante el Movimiento por la Templanza de principios del siglo XX, cuando una nación sobria recurrió a la cafeína como substituto del alcohol.

Durante  decadas, los bebedores de café norteamericanos no prestaron atención al origen o al sabor de su café. En los años 1970 comenzó un movimiento para recuperar el carácter especial del café, es la conocida segunda oleada. “La gente empezó a beber café de mejor calidad y a frecuentar establecimientos buscando ese mismo nivel de calidad,” afirma Peter Giuliano, Director de Investigación de la Specialty Coffee Association, una organización de comercio internacional. Una ciudad que personificó esta segunda oleada fue Seattle, y uno de esos establecimientos fue Starbucks, que abrió su primer local en 1971. En la actualidad cuenta con más de 27.000 en todo el mundo.

¿Pero, dónde estaría el grano de café sin su compañera la hoja de té? Aunque la hora del té va a la par con la pausa del café, su origen no puede ser más diferente. Según la leyenda, el té se inventó en China en el año 2.737 a.C., cuando una ligera brisa hizo que una hoja de té volase hasta la taza de agua caliente del emperador. Y desde entonces se va a los salones de tés para socializar y compartir noticias.


El artista-arquitecto Red Hong Yi creó este retrato de un vendedor de té usando 20.000 bolsitas usadas de té; Retrato del cantante Jay Chou hecho con café y realizado por el artista Hong Yi

Beber té sigue siendo un componente importante de la cultura china, incluso entre las jóvenes generaciones. La casa de té Heming en el Parque del Pueblo, en la ciudad de Chengdu, es uno de los lugares más populares del país y el lugar perfecto para ver la fascinante ceremonia del té servido con tetera de pico largo.


Los tonos pastel abundan en el Café Boston Lane de Dubai; Casa de té Heming Teahouse en el Parque del Pueblo, en Chengdu

Tras China y Japón, probablemente no haya otro país en el mundo cuya identidad nacional esté tan vinculada con el té como es el caso de Inglaterra. El té llegó a Gran Bretaña en los años 1600 y en un principio se consideró una bebida medicinal. En los años 1800, el gobierno británico cultivaba su propio té y lo importaba de la India, y con el tiempo la bebida se convirtió en un referente común a todas las clases sociales.

Una duquesa británica inauguró la tradición de disfrutar de una comida ligera en lo que se dio a conocer como el té de media tarde, una tradición que también adoptó la clase trabajadora. Esta civilizada costumbre incluye en la actualidad delicados tentempiés, repostería y dulces. La tradición se ha convertido en un claro reclamo de turistas.

Los hoteles Fairmont han aprovechado sin dudarlo la experiencia de degustar el té. En Londres, en el Hotel Savoy, gestionado por Fairmont, el té de media tarde se sirve en el Thames Foyer bajo una cúpula de cristal de estilo art déco, acompañado de una actuación en vivo al piano. Los clientes también pueden ir al American Bar del hotel para disfrutar de un cóctel infusionado con té o café, o de dos... El Hotel Fairmont Empress en Columbia Británica ofrece su servicio de té de media tarde desde 1908, con 21 variedades, entre las que se encuentran su mezcla original y la excepcional variedad de Lapsang Souchong, el té Tong Mu Phoenix. La tradición del té del Empress sigue siendo un éxito entre los habituales y los turistas.


El Hotel Savoy, gestionado por Fairmont, ofrece uno de los mejores tés de Londres. En el restaurante Thames Foyer, los clientes pueden saborear una gran variedad manjares, que incluyen ligeros tentempiés, tartas de temporada y repostería

Recientemente se ha ampliado la oferta de té en los establecimientos norteamericanos de Fairmont con Lot 35, una colección de 26 tés de hoja suelta (y seis tés fríos) distribuidos por la Metropolitan Tea Company, asociado de Fairmont desde hace mucho tiempo. “Nuestros tés proceden de todas las partes del mundo: Sri Lanka, India, África,”, explica Máiréad Murray, Directora de Alimentación y Bebidas de Fairmont para América del Norte y Central. Cuando se concibió el programa, visitamos algunas de las plantaciones de té para realmente entender qué hace que un té sea de calidad.” Los moderadores pusieron cuidado en seleccionar aquellos tés que correspondían con los gustos de las comunidades de las que procedían, siendo así mismo un reflejo de los destinos.


Muchas de las hojas de té cosechadas para la colección Lot 35 de Fairmont proceden de Sri Lanka

En Oriente Medio, tanto el té como el café están intrínsecamente vinculados con el tejido social. La costumbre dicta que deba servirse automáticamente una bebida caliente a los invitados que llegan a una casa, se trata de una tradición arraigada y un símbolo ancestral de hospitalidad. En cuanto a los métodos tradicionales; el salón de té Demlique en el Hotel Fairmont Quasar Istanbul es el referente a la hora de servir el tradicional café a la turca, que debe acompañarse con típicos dulces turcos. La especial técnica de preparación del café a la turca forma parte incluso de la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.


Un servicio tradicional de té japonés representa la quintaesencia de la elegancia; Salón de té Demlique en el Hotel Fairmont Quasar Istanbul

Té o café – no hay porqué elegir. Estas tradiciones globales miran al futuro tanto como a las costumbres del pasado. La globalización puede que esté permitiendo que los bebedores de café se adentren en el territorio de los bebedores de té pero, por suerte, hay suficiente cafeína en el mundo para que todo el mundo disfrute.

Por Conan Tobias

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